Frente oriental, octubre de 1942. Mientras que los ejércitos alemanes han dado un paso al frente y han establecido un control firme del frente occidental, sus homólogos del frente oriental se mantienen muy ocupados en la URSS. Algunos de ellos pronto quedarán atrapados en una de las ciudades comunistas más grandes: Stalingrado.
La zona está en ruinas tras los intensos bombardeos de la Luftwaffe. Sin embargo, los rusos se niegan a abandonar la ciudad. Se produce un intenso combate por el control de cada planta en los edificios a medida que son tomados, perdidos, retomados... una y otra vez.
Los alemanes la llaman Rattenkrieg, la guerra de las ratas. Imagínate cargar infantería, explotar granadas, ráfagas de ametralladoras MG34 y DP28, artillería y tanques lanzando sus mortíferas municiones…
Por la noche y durante las pausas en la batalla, los altavoces amplifican los lúgubres mensajes de propaganda que resuenan incesantemente en el aire para desmoralizar al enemigo. Durante un breve período nada parece moverse entre los omnipresentes escombros. Un francotirador apunta y dispara un único tiro... un enemigo menos en la contienda.