Me encantan los juegos con drama, de esos en los que te encuentras con dos opciones a cada cuál más apetitosa, que ronda tras ronda, turno tras turno, te devanas los sesos intentando decidir qué camino tomas, qué carta bajas a la mesa. Además, este drama al que me refiero tiene un componente crucial: que la otra opción, la que no tomamos, podría beneficiar a tu oponente.
A medida que la ludosfera tábula crece y se expande, los creadores de juegos buscan nuevas experiencias para satisfacer las también crecientes inquietudes y expectativas de los aficionados de ayer, hoy y mañana. Estas nuevas experiencias no sólo se basan en nuevos mecanismos, sino en nuevas o adaptadas formas narrativas.
Los juegos que ocupan poco, son bonitos, tienen una producción más que decente y aportan una experiencia de juego muy satisfactoria, son santo muy de mi devoción. ¿Y de quién no, verdad? Estructuralmente no suele ser buena idea dar a entender qué te parece el juego que pretendes reseñar nada más empezar, pero he pensado que este comienzo captaría tu atención.
No soy de los que considera terribles los juegos de preguntas; tipo "Trivial", para que nos entendamos. Mucha gente piensa que son juegos que sólo sirven para que se dé una vanidosa competición para ver quién sabe más. Sin embargo, hay juegos con muy poco o ningún azar en los que suele destacar quien calcula y procesa mejor; el más "inteligente" por así decir.
En el mundo de los juegos de mesa, poca presentación necesita Stefan Feld. Es uno de esos prolíficos autores amados y odiados a partes iguales. Pocos son los juegos de su autoría que se traducen al español, de hecho no encontraremos editados en nuestra lengua ninguno de sus juegos más punteros en la clasificación referente mundial.
He de confesar que, aunque conocía algunos, nunca había jugado un Vital Lacerda. Este hombre es famoso por hacer juegos duros y de calidad. Hacía unos días que había tenido una conversación sobre cómo se mide la dureza de un juego. Yo pienso que hay varios factores que afectan y que, si bien la complejidad de reglas es uno de ellos, también lo es la exigencia intelectual a la que el juego te someta.
En este euro tendrás que gestionar tu hotel preparando habitaciones y atrayendo a nuevos clientes a la cafetería en la que, si el servicio es satisfactorio, se convencerán para ocupar una de tus habitaciones, preparada según sus gustos. No te podrás olvidar de hacerle un poco la pelota al emperador; tener su favor te dará alguna ventaja en ciertos momentos.