Cada jugador se pondrá al mando de una de las siete principales potencias europeas durante los años previos a la primera guerra mundial para, utilizando su pico de oro y apuñalando vilmente por la espalda en el momento necesario, alzarse con el poder de Europa. Es un juego de negociación puro y duro en el que ganará el jugador que consiga gestionar mejor sus aliados y dar la puñalada en el momento oportuno.
Los jugadores irán construyendo una civilización intergaláctica, jugando cartas que representarán los planetas y desarrollos que conformarán su imperio y proporcionarán los valiosos puntos de victoria necesarios para ganar la partida. Como indica el nombre en su versión inglesa, es una carrera vertiginosa por ser el jugador que más puntos obtiene.
Los componentes son muy buenos, tanto el tablero principal como los tableros pequeños; y las fichas son de un cartón excelente; las cartas son resistentes (aunque yo siempre enfundo); y los diseños e ilustraciones tanto de las cartas como de los tableros son muy vistosos y de calidad. El reglamento es la quintaesencia de los reglamentos, viene en dos partes.
Tomaremos las riendas de una civilización, llevándola desde la edad antigua hasta la edad moderna, cuidando todos los aspectos más importantes: economía, infraestructura, investigación, poder militar, corrupción e incluso la felicidad de nuestros ciudadanos. Colonizaremos nuevos lugares, contaremos con la ayuda de líderes de todas las épocas y construiremos poderosas maravillas para proclamarnos como la civilización mas gloriosa de la historia.
Es un party game atípico con un alto factor de azar, una temática muy simpática y una mecánica divertida como ella sola. Lo primero que tendrás que hacer será construir tu vehículo espacial. Dependiendo de la ronda en la que estés, los ingenieros te proporcionarán la estructura de tu nave.
Es un wargame en mayúsculas: es rápido (una hora y media como mucho); es dinámico (nada de tú haces todo tu turno y luego hago yo el mío); y, en mi opinión, te proporciona una experiencia de batalla muy, muy satisfactoria. Si no conoces el universo Warhammer, vas a encontrarte con un wargame que no se parece a ninguno que haya para tablero.
Un sencillo juego de cartas con mecánicas de subasta y construcción de edificios. En él encarnamos a un lanista de la antigua Roma que competirá con sus rivales para ver cuáles de sus gladiadores alcanzan la gloria en la arena. El objetivo principal del juego es llegar a un número determinado de puntos de gloria antes que nuestros rivales, gloria que ganaremos al resultar vencedores nuestros gladiadores.
Nos pondremos al mando de una de las catorce facciones que habitan este particular mundo. Desarrollaremos su religión enviando a nuestros sacerdotes a los diferentes cultos y construyendo templos que nos concedan el favor de los dioses. Nos expandiremos terraformando el terreno para adecuarlo a las necesidades de nuestra raza.
Los jugadores guiarán a un grupo de aventureros por los oscuros recovecos de la típica mazmorra. ¿El objetivo? Intentar salir con vida y con más monedas de oro que los otros jugadores. La mazmorra se divide en cinco niveles con cinco encuentros cada uno que los jugadores deberán superar, hasta llegar al último encuentro del último nivel.
Este corto juego de mesa consiste en, tras un número de rondas determinado que depende del número de jugadores, poseer más puntos de victoria que nuestros oponentes. Dichos puntos los conseguiremos dominando partes del mapa y mediante la colección de diversos recursos que vendrán indicados en las cartas que usaremos durante el juego.