La noche cae y una mujer aparece asesinada en una calle del barrio de Whitechapel. Las sirenas de policía resuenan en cada esquina buscando desesperadamente una pista que les lleve al asesino, Jack el Destripador, antes de que éste llegue a su guarida y vuelva a escapar. Este es el escenario que nos encontraremos durante cada una de las cuatro noches que dura una partida.
Viendo que no hay mucha información acerca de este juego y creo que es casi desconocido para muchos le voy a dedicar una breve reseña. Los jugadores usarán los barcos y los tripulantes para capturar y defender los tesoros enterrados en las islas. Para ganar será necesario capturar más de la mitad del tesoro inicial a su base.
Éste es un abstracto sin más, sin tema, o al menos, sin intentar pegarle un tema. No lo necesita. En este juego, formas un tablero cuadriculado con muros fijos y con símbolos de colores repartidos en el tablero. Disponemos además de cuatro robots de distintos colores y en cada turno se sacará al azar una ficha que indica qué robot hay que llevar a qué símbolo.
¿Te parece el totem del "Jungle Speed" demasiado duro? ¿Qué aliciente le falta? ¿Te gustan los party-games? ¿Qué juego llevarías a una despedida de soltero o reunión de amigos? Todas estas preguntas tienen una sola respuesta. Conforme iba sacando los componentes de la caja no daba crédito a lo que estaba viendo. Hay que armarse de valor para sacar un juego de estas características.
En este juego los jugadores representan... a nadie, ya que ni en las reglas del juego viene una mínima ambientación. El juego se desarrolla sobre un tablero más o menos grande según los que juguéis que representan islas de Japón divididas en hexágonos. En cada población de las islas se colocan al azar una serie de figuritas que representan budas, arroz y yelmos.
Nos vamos a ir hasta la isla de Mallorca para convertirnos en agricultores e intentar recolectar el mayor número de frutos posibles. El juego del que os estamos hablando fue finalista al juego del año en el Festival Internacional de Juegos de Córdoba. Después de probarlo decidimos que iba a formar parte de nuestra ludoteca.
En este juego jugamos sobre un mapa de Mallorca, dividido en zonas de cultivo, cada una de las cuales tiene una pila de distintas combinaciones de los cultivos típicos de la isla (al menos eso se supone), colocados al azar, y que son la demanda que debemos satisfacer con nuestros repartos a lomos de nuestro asno. Los vegemeeples se consiguen en un rondel, que es un molino.
Los jugadores asumirán el control de una banda de malhechores que busca enriquecerse todo lo que pueda a costa de la llegada del ferrocarril al pueblo, que trae gentes y con ello dinero. Pinta bien verdad: si todo lo que sea dar tiros y hacer el malote nos gusta. Los componentes del juego son bastante buenos. Un tablero de calidad, un montón de tokens de cartón de diferentes tamaños, cuantiosas losetas, e incluso dados al estilo far west.
Este juego nos mete en el papel de un mercader el cual tiene que conseguir la mayor cantidad de monedas a base de comprar y vender mercancías que encontraremos en el mercado, pensando cuándo realizar una venta ya que cuantas más mercancías de un mismo tipo vendamos al mismo tiempo mayor será el bono que consigamos por la venta.
Lo primero que debemos de hacer es colocar todos los tiles en las zonas correspondiente del tablero. Los tiles de costa son los únicos que se colocarán boca arriba, con la parte de la ilustración visible, mientra que el resto se colocará boca abajo y se irán descubriendo conforme vayamos construyendo en la Isla. La colocación se realizará de manera aleatoria, lo que hará que cada partida sea diferente.
Un juego en tiempo real y semi-cooperativo, una mezcla muy original que todo jugador debe probar. Al comienzo de la partida te aventuras junto a tu grupo en la búsqueda del tesoro pero sabes que sólo uno jugador ganará, de ahí la palabra "semi", aportando el toque competitivo que le falta a los cooperativos.
Éste es un juego de habilidad y visión espacial, sobre todo, y de haberle echado horas al tetris, también ayuda. En cada turno se reparte a cada jugador un tablerillo con huecos para colocar tres o cuatro fichas, que tienen una única forma de colocarse, y estas fichas las decide una tirada de dado, con lo que nadie tiene el mismo tablero ni la misma resolución.
Sicilia, tropecientos mil a.C., las civilizaciones del mediterraneo florecen todas a las vez y luchan por dominar la zona. El objetivo final del juego es tener en tu civilización una combinación de cuatro cartas de héroe y/o maravillas; o la construcción de las pirámides. Da igual que seas romano, griego o abisinio... vas y cascas en medio de Roma una pirámide.
Es un abstracto que sufre de la "sintematología" típica de este tipo de juegos. De reglas sencillas y corta duración, es ideal para comenzar una velada o para sacar entre juegos de mayor complejidad... pero no se equivoquen, tiene más profundidad de lo que parece. El setup del juego no lleva ni dos minutos y es bastante sencillo. Desde mi punto de vista ha sido todo un descubrimiento.
En este juego cada jugador debe, ante todo, garantizar un suministro de alimentos constante, y ya si te sobra un rato, intentar hacer pasta para ganar la partida. Estamos en el puerto, y sólo podemos, tras mover nuestro barco hacia el final del muelle, o coger un montón de recursos que se van acumulando a cada turno, o mover a nuestro único muñeco a un edificio en el que no estuviéramos y hacer su acción.
Éste es un juego de colocación de trabajadores y elección de roles para realizar tus acciones. Cada jugador dispone de un tablero que representa su terreno inicial con sus campos productores, y sobre los que edificaremos los distintos edificios que nos permitirán montar nuestro motor de productos. Con esos productos nos iremos al tablero central a embarcar bienes, o bien los gestionaremos en nuestras propias edificaciones.
Sabía de antemano que sería un juego con el que disfrutarían más mis amigos o familiares que yo; pero he aprendido a pasármelo bien. Con el tiempo comprendí que su verdadero potencial es la ambientación en la que transcurre, su puesta en escena atrae muchísimo. He llegado a ver a niños exaltados e incluso mayores nerviosos por las tortas que iban a recibir.
Si ya habías jugado a las otras ediciones del juego, las instrucciones no te van a resultar difíciles de comprender. La forma de jugar es parecida a los otros: modo de tirar, apostar por hexágonos para recoger materias primas, cartas de desarrollo, con un siete mueves al forajido para capar y robar carta a un adversario... Aunque hay cosas muy diferentes a los demás, éstas son las cosas que marcan las diferencias.
Somos colonizadores de una nueva isla de disposición aleatoria, en la que cada hexágono representa un tipo de recurso, que para poder recolectar debemos tenerlo cubierto con una de nuestra poblaciones, las cuales se deben unir con carreteras, lo cual provocará el bloqueo de otros jugadores. Y como estos recursos son todos necesarios para expandirte, pues debemos comerciar entre nosotros.
Un juego de mesa fruto del trabajo conjunto de dieciséis personas, entre autores e ilustradores, que crearon este juego en 2010 para celebrar el quince aniversario de la editorial Eggertspiele, fundada por Peter Eggert. En él nos pondremos en la piel de un grupo de amigos pasando el día en un parque de atracciones.
La verdad es que no esperaba mucho del juego. Pensaba que iba a ser una de estas adaptaciones cutres hecha con prisas y que no iba aportar nada nuevo. Además, maese Wallace no está exento de realizar algún truño que otro, así que como ya les he dicho, no me llamaba nada la atención... pero me ha parecido de lo más divertido que he probado últimamente.
Este es el juego que más hype me causó en la feria de Essen: buenas críticas e impresiones, comentarios sobre un rondel con mancala que no paraba de llamarme la atención y lo mejor de todo las diferentes vías para alcanzar la victoria, algo que valoro considerablemente en un juego. El juego se divide en cuatro trimestres. En cada uno de ellos, se juegan cuatro rondas.
El material no es tan bueno como cabría esperar, el tablero es una cartulina doblada en cuatro, similar a los que usábamos en nuestros juegos de Cefa o Falomir de la infancia, que tiene pinta de que durará poco y es una pena, porque está muy bien ilustrado y en los pliegues se perderá el dibujo, las cartas están muy bien ilustradas.
Cada jugador recibe un peón representativo, tres monedas de oro y un par de lámparas para alumbrar la oscura cueva. Uno de los jugadores tendrá que hacer de guardián de la cueva, se escudará detrás de su biombo y distribuirá los tesoros por el interior del laberinto sin que los otros jugadores lo vean.