Cada jugador representa a un gran mago que compite por ser el mejor de todos los tiempos, competición que dura tres años con sus correspondientes estaciones. A primera vista lo que llama la atención del juego es su estética, que para mi gusto es inmejorable. Es más, no me da vergüenza decir que me compré el juego tan sólo porque es bonito como él solo.
Os mostraré tanto los componentes como el diseño, muy bonito aunque no os lo creáis. Luego haré una reseña fotográfica para que tengáis una visión del juego lo más completa posible pero sin entrar en los detalles y terminaré esta primera parte con una pequeña conclusión. El juego comprende seis rondas, cada una de ellas consiste en tres fases: A, B y C.
Nuestro objetivo es hacernos con el control del Gremio Celeste, para ello deberemos comprar influencia y de esta manera alcanzar el puesto más alto. Una vez que alguien consigue los cincuenta puntos de influencia se juega una última ronda para dar oportunidad a todos los jugadores de intentar llegar a la cima del Gremio. Si esto ocurre el vencedor será el comerciante con mayor botín.
Detrás de una reglas sencillas (sí, lo son), se encuentra un juego de una gran profundidad que, sin duda, hace que se necesiten varias partidas para dominarlo. En un principio te puede abrumar y no porque tengas doce acciones entre las que elegir, sino porque todas y cada una de ellas están estrechamente ligadas entre sí. Todo lo que hagas tiene su repercusión, por lo que tienes que hilar muy fino.
Representamos a gobernadores de las provincias fronterizas de un reino de éstos de fantasía. Mediante las tiradas de dados influenciaremos en personajes relevantes de la corte para así obtener recursos, puntos de victoria y soldados para nuestro ejército. Utilizaremos los recursos para construir edificios que nos aportarán habilidades especiales, puntos de victoria y aumentarán las defensas de nuestra provincia.
Hace poco más de un añito conocí este juego leyendo por la blogosfera lúdica. Es un gran descubrimiento para mi ludoteca y quiero compartilo como otras personas lo han hecho conmigo. Unas reglas muy sencillas y la opción de jugar simultáneamente un gran número de jugadores a la vez esconden uno de los juegos más duros que he jugado... no aguantaría más de tres seguidas.
Este juego es muy familiar, las reglas son extremadamente sencillas, la explicación propiamente dicha no nos llevará más de cinco minutos. Aunque hay que tener en cuenta las múltiples variables que otorgan al juego de una rejugabilidad endiablada y que también deberemos mencionar a todos los jugadores, estas variables de las que hablo son las razas y poderes especiales.
Un juego familiar con mucha interacción, tortas, diversión y buenas dosis de azar. Esto último se debe a que dependemos del resultado de los dados para actuar y muchos arriesgarán mientras otros se conformarán con los resultados; esto es un arma de doble filo porque o lo pierdes todo o te sale una buena jugada.
Se supone que somos príncipes intentando montar nuestro principado hace como unos cuantos años atrás. Para ello crearemos una serie de granjas y almacenes de comida, minas de oro y sus almacenes, acapararemos poder en la iglesia, crearemos una zona artística de pintura, escultura y literatura, y sobre todo blindaremos nuestras murallas.
El juego se compone de un tablero común y de un grupo de losetas hexagonales para los diferentes ejércitos, un total de cuatro, y éste es uno de los puntos fuertes del juego: cada ejercito es totalmente distinto. Así que para ganar la partida uno deberá de adaptar su estilo de juego al propio ejército como contra el que está jugando.
Amigos, si no has nacido para hacer el mal, ni lo intentes. ¡Maldito dinero! ¡Maldita avaricia! ¡Maldito Cash! ¡Maldita conciencia que me refríe entre las rejas de este habitáculo al que me ha llevado mi ambición! Tenía una familia. Tenía una reputación. Tenía unos valores... Ahora no tengo ni dignidad, y si pierdes la dignidad, no te queda nada...
En el reino, las hormigas han decidido parar sus innumerables combates y decidir la suerte de las distintas familias a una batalla final; nosotros, como jugadores, tomamos el papel de un hormiguero que lucha contra otros (hasta cuatro por partida), por hacerse con el control de un jardín, con hongos, agua y otros insectos.
Los componentes del juego desde luego que son uno de sus puntos fuertes. El diseño de la caja es bonito, aunque por dentro solo hay cartón: un compartimento, un par de bolsas zip, y todo al mogollón. ¿Y qué nos encontramos dentro? Nos encontramos con bastantes tokens de calidad, que se destroquelan bien, coloridos y bonitos (objetivos, ferormonas, insectos,...).
Intentaremos conquistar el corazón de la princesa con el poco loable objetivo de mejorar nuestro poder y riqueza. Para ello, contactaremos con distintos personajes de la corte real, que nos ayudarán a entregar a la princesa una carta de amor. Una vez que la princesa haya recibido suficiente cartas de amor, su corazón quedará entregado...
Un juego de control de áreas, totalmente abstracto, de dos a cuatro jugadores, con reglas muy sencillas pero muy, muy profundas. El objetivo del juego es conseguir el mayor número de puntos utilizando las vallas de madera para cercar áreas en las que sólo se encuentren nuestras fichas, que son de un color y dibujo distintos para cada jugador.
Un juego totalmente independiente que se puede jugar sin el original. La mecánica del juego es exactamente la misma pero con dos nuevas variantes para los jugadores más exigentes. Aquí pretendo presentar los componentes de ésta nueva versión, centrarme en las nuevas variantes y mostraros el plato fuerte de esta edición que es cuando combinas ambas versiones.
Por mucho que montes un buen chiringuito y exista sinergia entre tus cartas no puedes olvidar al resto de tus oponentes porque al final de la partida todos los edificios prestigiosos construidos puntúan y es ahí donde se rascan muchos puntos. Con cuatro o cinco partidas encima me empezó a parecer monótono y aburrido, el juego me pedía algo más y fue ahí donde probé las reglas avanzadas y las cartas de la expansión.
Un juego que nos pone en el papel de un ahau, el líder de un clan o una pequeña ciudad maya, que pretende llevar a su pueblo a la gloria. Para lograrlo, tendrá que acumular más puntos de victoria que sus rivales, ¡y todo antes de que pasen doscientos sesenta días! Los dioses otorgarán puntos de victoria a aquellos que les haya rendido tributo.
Lo llamativo, y un poco la esencia del juego, son las seis ruedas que una vez engarzadas formarán el calendario maya. Quedan bastante bonitas en el tablero, e incluso está la opción de pintarlas sin demasiada dificultad. ¡Hay artistas para todo! Además, giran bastante bien, no se atascan. Tenemos algún otro juego que tiene también este tipo de engranajes, y desde luego que gira mucho peor, ¡así que un punto positivo para esto!
Cuenta la leyenda que los siervos de Cthulhu no descansarán hasta no enloquecerse entre ellos... ¿Os atrevéis a ser uno de ellos? ¿Podrán con vosotros? ¿Podrás a su vez con el primigenio? A veces no se sabe si es mejor perder el contacto con lo real y vivir en la ignorancia de lo ajeno, que la lucidez plana... sin embargo, y solo de momento, ¡nosotros lucharemos por sobrevivir en la cordura...! ¿O no?
El juego consta de pocos componentes: una baraja para cada bando, un mini-tablero (en realidad, una carta y un marcador) para cada jugador, donde tener la cuenta del número de acciones pendientes y una serie de tokens con lo que marcar ciertas circunstancias del juego y el dinero que cada jugador tiene en ese momento.
¿Habéis pensado alguna vez lo útil que es aprender otros idiomas y al inglés no le acabáis de coger el truco o bien se os queda corto? ¡Ugungu! ¿El chino os queda un poquito a desmano? ¡Akungu! ¿Sois de los que no entendéis el porqué de tantos idiomas pudiendo tener uno primitivo? ¡Manungu! ¿Pensáis que aprenderlo en solitario es aburrido y sería más bonito por parejas? ¡Kaghingu, kaghingu!
Se trata de un juego muy sencillo, a partir de dos jugadores, que es muy cortito de jugar. Los jugadores han de meterse en el papel de zombis cuyo objetivo es acechar a las víctimas para poder comerse sus jugosos cerebritos... Qué apetitoso, ¿no? ¿Dónde están esas víctimas? Pues... ¡las víctimas son los dados! ¿Los dados? ¡Sí! El juego se compone de trece dados y el gracioso cubilete.
Un juego en el que tendremos que ir moviendo nuestro personaje (en base a tiradas de dados) por distintas casillas de un tablero que representa el mundo de juego. Este tablero tiene distintas casillas, donde nos enfrentaremos a peligrosos enemigos y a no menos peligrosos jugadores; al resolver esos encuentros, ganaremos recompensas e incrementaremos nuestras habilidades.