Ni siquiera le han dado un lavado de cara al juego básico con sus misiones y demás (es lo mínimo que deberían haber hecho). Y encima le añadimos lo de que llevando el nombre de Juego de Tronos te esperas que hayan creado alguna variante que te haga sentir un mínimo dentro de ese mundillo. Porque vamos... si simplemente por llevar figuritas les sirve para ambientarse... mal vamos.
Las cartas de objetivo al final son las que le dan más variabilidad a las partidas. Tiene más versiones de juego, pero a mí sólo me gusta jugar a la de cumplir tu misión. Cada dado se asocia a una tropa, por lo que si defiendes con una tropa, lanzas un dados. Pero si defiendes con dos, lanzas dos dados.
¿Qué tiene de novedoso este juego? Por un lado te permiten atacar de puerto a puerto, con lo que los terrenos ya no están tan firmemente seguros. Por otro, si al lograr una conquista y robar la carta pertinente resulta que es la de "Valar Morghulis" el juego termina. Se contean los puntos de los jugadores supervivientes y el que más tenga es el ganador.
Una vez has repartido tus tropas en el tablero el jugador con el turno tiene que reforzarse y elegir si va a atacar a otros jugadores (una o varias veces). Si conquista un territorio durante su turno consigue una carta (máximo de una por turno) que posteriormente le servirá para haciendo combinaciones rearmarse en la fase de refuerzo pertinente.
Personalmente pienso que esta variante tiene de Juego de Tronos, lo que yo de rey. No es mal juego, pero diría que es caro. Aun así, ¿cómo se juega? Cada jugador coge su caja de miniaturas y se reparten las cartas de territorio entre todos. Sigue la idea clásica de repartir los territorios sin importar qué casa llevas ni nada.
Chavalería, os traigo el primer gameplay de un juego de mesa del canal, de la editorial Devir. ¡Like si os gustó Encabronazi!
Los que conozcáis el juego en su versión normal no os vais a sorprender con lo que trae esta variante porque sencillamente es muy parecida. La caja tiene un arte bastante sobrio que me encanta y el cartón se me antoja de la misma calidad que en otras versiones del juego (y perdonad si no hago más que repetir esa palabra).
Tras elegir escenario, gremio y personajes, cada equipo se coloca en su zona inicial. Tendremos que ir abriendo y cerrando puertas, desplazarnos por el tablero matando a los enemigos de Arcadia e incluso por qué no... también a los miembros de otros gremios. Después de todo, eso también puntua. Eso sí, cuidado porque los secuaces del mal se pueden enfadar e ir a por ti.
Un juego de ir cumpliendo misiones que mejora cuando se juega en el modo campaña, más que nada porque entre escenario y escenario, se te permite hacer compras con el dinero que hayas podido ir ganando en la/s mision/es anterior/es. Aunque dentro de la propia partida hay misiones que si completas te darán determinadas cosas también.
Como juego, a mí no me llamaba especialmente la atención porque tenía la sensación de que tampoco es que aportase nada nuevo. Juegos cogidos desde el punto de vista de la coña ya los hay (véase "Krosmaster Arena" y "Krosmaster Quest"). Juegos de temática similar también los hay. Juegos con minis curradas...
Los componentes de este juego hablan por sí solos. Vamos, si alguna vez habéis tenido en las manos un Lego... pues es exactamente eso. ¿El juego? Debo admitir que me había hypeado un poco. ¿Y esto a qué viene? Pues a que lo jugué a dos personas y resulta aburridete (a mi edad). Aun así os lo sigo aconsejando porque a cuatro personas es bestial.
El poderoso Minotauro, una criatura mítica, protege el templo secreto ubicado en lo más profundo del laberinto. Sé el primero en llevar a tus héroes hasta el templo eludiendo al Minotauro y colocando muros con astucia para obstaculizar a tus oponentes. Aquí estamos, listos para hacer nuestra entrada triunfal en ese misterioso laberinto. Pero... ¿cómo lograremos salir victoriosos?
Con la ayuda de los piratas más peligrosos del mundo, Roth se dispone a mandar al conde vampiro Noctilus a una tumba acuática. Pero el conde cuenta con sus propios aliados, cada uno de ellos a la cabeza de un gigantesco barco de guerra. Así comienza nuestro viaje... si os atrevéis a embarcaros en este juego de mesa.
Un juego que al abrirlo vemos que necesita de un montaje serio... no puede conformarse con una simple y superficial visual. Es por eso que tras montar todo lo que traía la caja e inventarme un sistema da cajones para guardarlo, he decidido haceros un nuevo vídeo para que veáis cómo ha quedado el resultado.
Admito que me dio algo de reparo comprármelo porque vi bastantes reseñas y comentarios realmente malos sobre el mismo y... bueno, no son tres pelas las que uno se iba a dejar en él. Pero como soy cabezota y algo me decía que el juego era justo lo que pensaba que era... lo pillé... ¡Viva la cabezonería!
Visualmente es una obra de arte (más aun si lo pintáis). Los materiales en cuanto a cartas y tapete, aparentan de calidad... aun así como es una delicia de juego he decidido enfundar las cartas para evitar futuros problemas. Los barcos siguen la misma línea de detalle y calidad, que viene a ser bastante buena.
El reglamento es de esas cosas que te pueden terminar echando para atrás del juego porque parece tener más reglas que una fórmula de Newton. Prueba de que aprenderlo no va a ser una tarea fácil es que gente enseñando este juego... a porrón, pero gente explicando por escrito o vídeo el cómo se juega... Voy a seros francos, el juego es un pasote, pero echarlo a andar es peor que un dolor de muelas.
Una megacaja con un arte y un cartón alucinantemente bueno, nos esconde un montón de chismes en su interior. Estamos ante el que, para mí, es el mejor juego de mesa que existe de batallas navales. Tiene suficiente realismo, sin por ello pasarse al lado oscuro de meter tropecientas reglas super complicadas. La única pega es que si no se está acostumbrado...
El juego se puede ver como partidas sueltas o como campaña. Si lo jugáis con esta última idea, tendréis que hacer algunos cambios porque la verdad es que tanto da que gane uno como que gane otro. Es de esos juegos "antiguos" en los que hagas lo que hagas no te vas a llevar nada por ganar, ni te van a quitar nada por perder.
Un juego distinto al que me esperaba. Una versión que cambia de forma tan radical el juego, que hace que incluso la duración deje de ser infinita para poder terminarla en unas dos horitas. Aquí es cuando se os deberían poner los ojos como platos y desencajar la mandíbula hasta rozar el suelo porque... ¿Qué carajos han hecho para lograr ese cambio tan radical en un juego como este?
Además de cambios bastante importantes en el reglamento, han incorporado un cambio de estética alucinante. Si antes teníamos un gran espacio "perdido" en el centro del tablero, ahora lo que tenemos es una gran ciudad... bueno... más bien eso dependerá de vosotros los jugadores... ¿Vamos a ello?
Esta edición de lujo nos llega dentro de una lata en la que, si bien el arte es muy llamativo, aún lo es más su curiosa forma. Dentro trae un inserto que a la hora de jugar nos facilitará enormemente la preparación de las partidas, pero que (todo hay que decirlo), para guardar las cosillas da un poco de pereza.
Recorre el tablero comprando distritos y construyendo una metrópolis. Cada distrito de la parte central del tablero se corresponde con un grupo de casillas. Si caes en un distrito sin propietario... ¡Cómpralo o subástalo! Después de desplegar el tablero y asignar una ficha a cada jugador, se le da el dinero inicial, se colocan las cartas de distrito en el inserto y las de suerte en el tablero listas para ser cogidas.
Encendemos la unidad de comercio y... ¡a comenzar! El objetivo, al igual que en otros juegos del estilo, es dejar en bancarrota al resto de jugadores. Para ello lanzas los dados para desplazarte por el tablero y hacer distintas cosas según la casilla en la que hayas caído. Desde pagar impuestos o darle dinero a otro jugador, hasta comprar un distrito vacío en el que hayas caído.