La principal diferencia de este juego respecto a su hermano mayor radica en que omite la fase de negociación y, a cambio, introduce unas cartas que representan a la mafia (simulan ser un jugador ficticio) contra las que tendremos que competir, tanto si jugamos en solitario como en pareja.
Los jugadores se meterán en la piel de un grupo de condes reunidos en un viejo castillo, pero uno de ellos es un vampiro y entre todos deberán descubrir quién es y terminar con él antes de que éste los mate a todos noche tras noche. Los jugadores son el 80% del juego, de mecánicas y reglas muy sencillas permite jugar a toda la familia.
El diluvio está comenzando y, para ayudar a Noé, debemos llevar a los animales al Arca usando los transbordadores disponibles, teniendo en cuenta que éstos tienen un límite de peso para cargar. Multilenguaje, incluyendo el castellano. Pero no importa el idioma puesto que, excepto las reglas, no hay ningún otro texto en el juego. Se puede comprar por unos doce euros.
Somos "agentes comerciales" en Santiago, la segunda ciudad más grande de Cuba. Competiremos, recurriendo a nuestros contactos en la isla e incluso a sobornos, por colocar nuestras mercancías en los buques de carga, aprovechando nuestras oportunidades. Cuantos más jugadores, es más difícil planificar tus acciones pues hay menos control del coche.
Los componentes son buenos, el cartón se destroquela normal (con cuidado y buena letra), y la caja se adapta perfectamente a ellos; compacta y sin aire en exceso, no se le puede pedir mucho más. Destacan los planetas, de troquel grueso, aunque también hay cartas y algunos cubitos, y por supuesto, el contador de dinero (puntos de victoria).
De los estrenos más sonados de Feld parece que, al menos desde el punto de vista de componentes, es uno de sus proyectos más ambiciosos: caja enorme, mucho troquel, diseño bonito y a falta de dados... ¡una cube-tower! Y es esto último lo que marcará la principal mecánica del juego, ya que cada turno, se irán echando de modo sucesivo los cubitos de un color a la torre.
Comenzaré esta última parte de la reseña diciendo que he vendido el juego. Sí, lo vendí por no cumplir las expectativas; por esperar más de un juego del que más bien se debe de esperar poco; por dejarme llevar por unas ilustraciones que al final resultaron ser poco funcionales y que llevan más a confusión que a meterte en el tema.
No hay tema, simplemente las cartas representan cosas como chocolate y leche y puede haber una meta que sea leche con chocolate. El juego se define a sí mismo como "El juego de reglas cambiantes" y eso es lo que ofrece: un juego de cartas en el que todo puede cambiar con sólo una carta.
Somos agricultores en Mallorca, compitiendo por cosechar y repartir la mayor cantidad posible de nuestros frutos (limones, naranjas, higos,...) a las haciendas de los pueblos de la isla. Reglas sencillas y muy bien explicadas, con ejemplos. Se aprende y se juega fácilmente con cualquiera y en dos partidas se controla el abastecimiento del molino y cómo mejorar la puntuación.
Asistimos a un nuevo cambio sustancial en las ilustraciones. En cuanto al estilo de las ilustraciones, vedlo por vosotros mismos. Cartas muy, muy bonitas, que chocan de lleno con los colores y estilo empleados en la expansión anterior. A mi modo de ver, esta expansión es una especie de acercamiento a los dibujos del original.
Como veis, este juego tiene bastante solera. De hecho, el juego salio por primera vez con otro títutlo, aunque poco después se le adaptaría el tema y el título al que hoy nos toca. En cuanto a la estética de las cartas, se ha dicho de todo la verdad. Para mi gusto, son algo sobrias, pero no son desacertadas. ¿Que podrían haber sido más bonitas? Por supuesto, no lo dudo.
Targi es un juego pequeño que ya ha tenido ediciones en varios idiomas. El juego tiene una fuerte dependencia con el idioma, y a no ser que se quiera estar todo el rato mirando alguna chuleta o tradumaquetar las cartas, recomendamos hacerse con la edición en castellano si se está interesado en el juego.
Para comenzar la partida lo primero será decidir el Mastermind, Scheme, grupos de villanos y el mazo de héroes. El Mastermind, es el cerebro detrás de todo, el malo malísimo, el culpable de todas las desgracias que azotan a la ciudad, es al que tendremos que derrotar para ganar la partida.
¿Los componentes del juego? De bastante buena calidad. Un tablero rectangular de buen grosor, losetas muy correctas, cubos de madera, cartas tamaño mini euro adecuadamente ilustradas y billetes para el dinero, que sin duda son lo peorcillo de la edición, al ser un poquillo frágiles. Aunque como podéis ver, no es un juego de colores vivos.
En la adulterada corte de una ciudad-estado italiana, representamos el papel de una influyente familia que tendrá que emplear sus peores artes (desde el engaño al asesinato) para eliminar al resto de familias y mantener nuestra influencia. Cada jugador recibe dos cartas de personaje (de los cinco posibles) que le permiten, cuando le toque, realizar sus acciones o bloqueos correspondientes.
En un circo lo importante es el dinero, especialmente el sagrado dinero que se usa para pagar a los magos. O bueno, aparte de magos, también hay otros artistas: los malabaristas, los acróbatas, los domadores y los forzudos. En total, cinco categorías, pero bueno, casi podíamos decir magos y no magos. ¡A ver si un malabarista hace aparecer una paloma de la nada!
Somos tribus beduinas en el desierto cuyas caravanas de camellos se enfrentarán por el dominio de las abrasadoras arenas, los escasos oasis y los deseados pozos de agua. Después de colocar por turnos a los líderes sobre el tablero, cada jugador puede poner, cuando le toque, dos camellos de los colores que elija, para ampliar sus caravanas de camellos.
Se trata de un juego cooperativo en el que los jugadores (cada uno con un personaje con diferentes habilidades) tienen cuatro acciones y cuando terminan su turno se sacan cartas de un mazo para ver que maldades nos tiene guardadas el desierto. Las acciones son: movimiento, quitar arena, excavar o recuperar una parte de la nave voladora.
Un juego de corte familiar, dificultad media baja y totalmente independiente del idioma, salvo por las instrucciones cuya traducción se puede encontrar fácilmente. No es mi intención hacer de esta entrada una reseña, sino más bien dar mis impresiones sobre el juego tras dos partidas, una a tres jugadores y otra a dos.
Es muy curioso, y digno de mención, que es uno de los pocos casos que conocemos en los que la editorial se ha lanzado a hacer las ediciones en muchos idiomas del mismo juego. Hay casos en los que se hace una única edición que incluye las relgas y componentes en varios idiomas, y en algún caso una compañía lanza la edición de un eurogame o similar en varios idiomas distintos.
En el polo sur, los pingüinos lucharán por coger el mayor número de peces antes de que el hielo se derrita bajo sus patas. Por turnos, se colocan los pingüinos sobre el hielo y después se desplazan para conseguir peces (quedándote con el trozo de hielo desde el que mueves). El que más peces consiga, gana.
Una vez cada jugador tiene listo su mazo se procede a la preparación de la partida, dentro de los mazos se incluyen cartas de recursos, personajes, eventos, acciones, equipo, invocaciones y un panteón. El panteón determina nuestra mitóloga y poder inicial, la partida finaliza cuando un jugador deja a cero el poder del otro o bien uno de ellos consigue acumular hasta treinta.
El objetivo es terminar el octavo turno con más puntos que el resto de jugadores y la principal fuente de puntos son las Quest (misiones). Para superar dichas Quest necesitaremos la participación de un cierto número de cada uno de los cuatro tipos de aventureros disponibles en la ciudad y dinero.
En los países nórdicos, competiremos por conectar por tren el mayor número de ciudades para completar el mayor número de rutas comerciales posibles, recurriendo también a ferrys y atravesando inciertos túneles. Cada jugador tendrá que conseguir y administrar cartas de vagones para poder conectar ciudades con sus trenes y así ganar puntos.