Si por algo destaca este juego por encima de otros juegos actuales es por el uso de una aplicación móvil. Exacto, para jugar a un juego de mesa necesitaremos descargarnos a nuestro dispositivo una aplicación sin la cuál seria realmente engorroso jugar, pues la posibilidad de hacerlo existe y viene perfectamente bien explicada en el manual.
El juego es un abstracto como un castillo de grande. No obstante, es de esos juegos al que (en mi opinión, claro está) han tenido todo el arte del mundo escogiéndole un tema, ya que genera buen cachondeo, o al menos eso ha pasado en las partidas que le he jugado. En resumen, me parece una buena adquisición. Triunfará sí o sí cuando se juegue con un público joven.
Tomaremos las riendas de una civilización, llevándola desde la edad antigua hasta la edad moderna, cuidando todos los aspectos más importantes: economía, infraestructura, investigación, poder militar, corrupción e incluso la felicidad de nuestros ciudadanos. Colonizaremos nuevos lugares, contaremos con la ayuda de líderes de todas las épocas y construiremos poderosas maravillas para proclamarnos como la civilización mas gloriosa de la historia.
Muy buena calidad la verdad. El juego viene en una caja cuadrada. Y sí, con bastante aire. En cuanto a los componentes, son un tablero cuadrangular bien grandote, cubitos de madera en cinco colores (y no los habituales), tokens de cartón de diferentes formas y colores, y cartas de dos tipos. Es un juego de mayorías y control de áreas.
La isla Prohibida es el antiguo refugio del desaparecido imperio de los Arcanos, que tenían el poder de controlar los cuatro elementos mediante cuatro tesoros sagrados, ocultos en la isla, que se hundirá si alguien intenta hacerse con ellos. Los jugadores seremos intrépidos aventureros que pretenden conseguir los tesoros y salir con vida.
Podríamos decir que éste es un juego de colección de sets. Siempre se jugarán tres rondas y se repartirá una cierta cantidad de cartas según el número de jugadores, con una mecánica de draft, esto quiere decir que en nuestro turno elegimos una carta de nuestra mano y el resto de estas se las entregamos al jugador de nuestro lado.
Supervivencia de las tribus que poblaban Groenlandia durante los siglos XI-XV d. C. Buena ambientación pese al arte sui generis y se crean ciertos hilos narrativos a gran escala pero no es una cosa totalmente inmersiva ni ningún paseo narrativo. Más táctico que estratégico pero sin duda hay elementos que pueden y deben planearse desde el principio.
En este juego somos... jugadores que pelean por las bazas que hay en el centro de la mesa. Vamos, un juego de cartas de ganar bazas para dos jugadores. Que sí, que las ilustraciones son escoceses que luchan por la frontera de su pueblo pero como si son ingleses y españoles peleando por la frontera de Gibraltar... (¡Ideaca! Ahí lo dejo).
Es un bonito juego donde los jugadores se pondrán en la piel de aventureros en busca de tesoros, los cuales podrán encontrar gracias a los mapas que cada uno de ellos dispone y que les aportarán las pistas necesarias para conocer la ubicación exacta donde el cofre está enterrado. Para empezar la partida necesitamos montar la isla, con sus casetas de nativos, sus preciosas palmeras e incluso enormes estatuas de Moais.
Estamos ante un juego de pocos, muy pocos componentes. Éstos son: una baraja de sesenta cartas, dividida en cuatro palos (diamantes, corazones, tréboles y picas), ciento diez diamantes blancos, veinticinco diamantes rojos, seis pantallas (una para cada jugador), seis cartas de ayuda (una para cada jugador) y el manual de reglas.
Si sois conocedores de todo ese mundo muy probablemente disfrutaréis mucho más de toda la ambientación y personajes que aparecen en la cartas. Para empezar debéis tener claro que estamos ante un juego cooperativo, si lo vuestro es competir siempre podréis intentar ser quién más criaturas derrote o cualquier chorrada que queráis inventaros.
Somos expertos montañistas compitiendo por llegar a lo más alto (y sobrevivir) del K2, el segundo pico más alto del mundo (tras el Everest) con ocho mil seiscientos once metros de altura, superando la falta de oxígeno y las condiciones climáticas adversas. En cada ronda los jugadores seleccionarán las cartas que jugarán y que permitirán a sus dos montañistas ascender, descender, colocar una tienda de campaña o ganar oxígeno para aclimatarse.
De nuevo os traigo un juego de grandes superficies. Curiosamente me he encontrado con muchísima gente que sólo lo conoce de oídas. ¿Por qué? Supongo que precisamente al ser de grandes superficies la mayoría piensa de forma automática que son juegos de críos. Vale que no es mega-difícil, pero... ¿Acaso un Carcassonne lo es?
Es un juego de creación de mazo de cartas y gestión de la mano. Partiendo de un mazo básico de cartas igual para todos, los jugadores irán comprando nuevas cartas para adaptar su mazo a sus intereses. Las cartas son el motor y la esencia del juego: por un lado indican las acciones que podemos realizar durante el juego y por otro lado determinan la puntuación de cada jugador al final de la partida.
Somos tribus mayas compitiendo por ganarse el favor de los dioses (Quetzalcóatl, Kukulcán y Chaac) para convertirse en la más próspera de la civilización maya. Desarrollaremos nuestras actividades en los cinco núcleos de desarrollo (Palenque, Uxmal, Tikal, Yaxchilán, y Chichen Itzá), a lo largo de dos eras representadas en el engranaje del calendario maya.
¿Soñaste alguna vez con un ejército de robots y dinosaurios juntos? ¿Y de ninjas y piratas? ¿No? Pues yo tampoco... Y si lo soñaste, sigue tomando ese combinado antes de dormir jugando una partida del juego de construcción de mazos para vagos: no hay reglas para crear mazos, ni cada jugador juega con sus propias cartas.
El tema del juego (que está pegado) es el mercadeo de piedras preciosas. Nos convertimos en mercaderes del Renacimiento que utilizan su riqueza para adquirir minas, métodos de transporte y artesanos que permitirán transformar bastas piedras en magníficas piezas de joyería. El principal componente del juego son las cartas.
Es un party game atípico con un alto factor de azar, una temática muy simpática y una mecánica divertida como ella sola. Lo primero que tendrás que hacer será construir tu vehículo espacial. Dependiendo de la ronda en la que estés, los ingenieros te proporcionarán la estructura de tu nave.
Hoy reseñamos una de las muchas "versiones" del popular juego base; en este caso una reedición del primero de cartas para dos jugadores, que supone nuestro primer acercamiento a esta serie de juegos. Somos dos príncipes de la isla que compiten por tener el principado más poderoso. En su turno, cada jugador debe tirar los dados (el de producción, que determinará el recurso producido y el de eventos) que afectan a los dos jugadores.
¿Me estás diciendo que hay un juego de batallas donde los ejércitos no son miniaturas sino que son discos que se voltean para representar el movimiento? ¿Que está basado en universo Warhammer? ¿A que clase de mente perturbada se le ha ocurrido eso? Yo quiero verlo... Pues sí, era verdad que esto existía y ya lo he visto.
Desde luego que sí que consigue crear una atmósfera totalmente diferente a lo anterior visto. Esta vez te vienen en una incomodísima caja (viva el aire) rectangular de cartón duro, en lugar de las habituales y pequeñas cajitas de cartón fino. Totalmente innecesaria esta caja. El estilo del nuevo ilustrador queda más que patente.
Somos jefes tribales compitiendo por tener la tribu más próspera y por recibir el favor de los dioses en la Isla de Pascua. Por turnos, jugamos una o más cartas y cogemos de los montones centrales tantas cartas como hayamos jugado (leñadores, recolectores, sacerdotes,...). El tipo de la última carta descubierta se puntúa: según el número de esas cartas en nuestra zona de juego, recibimos puntos de gloria, madera o cartas de sacrificio.
Un juego de preguntas donde quizás saber la respuesta es lo menos importante. ¿Cómo? Este tipo está un poco loco, estaréis pensando... Que sí, que en este juego lo mejor es saber apostar y saber si tu novia y tu suegra están en lo cierto o no tienen ni idea de lo que están diciendo. El juego simula un concurso de televisión donde el objetivo es ganar la mayor cantidad de dinero posible.
El primer jugador que construya determinados edificios preestablecidos gana. Estos edificios te darán ventajas conforme los vayas construyendo, pero se necesita dinero para edificarlos. Y el dinero se consigue construyendo otros edificios secundarios (granjas, cafeterías, mercados, fábricas, etc) que a su vez también se compran con dinero.