Éste es un juego de gestión de cartas y recursos más control de áreas en el que tan solo tenemos dos acciones posibles por turno: jugar una carta y activarla, o descartar y robar nuevas cartas. Esta sencillez lo hace muy ágil y dinámico, pero es suficiente para tenernos un buen rato entretenidos y buscando las combinaciones de cartas más beneficiosas.
Éste es un juego de dos a seis jugadores extremadamente sencillo de explicar. Los jugadores al inicio de la partida recibirán una carta que determinará su rol, pueden ser héroes o monstruos, pero no es un juego por equipos, esto simplemente nos indicará qué cartas nos servirán para puntuar, el jugador con mayor puntuación será el vencedor.
La temática del juego ya se intuye por el título. Se trata de un encierro, dividido en cuatro carreras o tramos del recorrido, en el que tendremos que controlar tanto a nuestro corredor, como a un toro y novillo de nuestra ganadería. Gana el juego quien más puntos haya conseguido al final de las cuatro carreras. En cada una, lo primero será colocar los novillos, los toros y los corredores.
De todas las franquicias de videojuegos, junto a "Civilization", "X-COM" ha sido siempre una de mis favoritas. Y por eso, desde que se anunció esta versión de tablero he vivido toda una montaña rusa emocional: que se lo encargaran a Eric M. Lang, uno de los autores que mejor entiende estos días la esencia ameritrash de juegos emocionantes, directos y divertidos fue todo un puntazo.
Que sí, que todos sabemos que el deporte es muy sano y que salir a la naturaleza nos dignifica como personas y nos plantea grandes retos que nos llevan a la autosuperación, pero es que las montañas están muy lejos y además hay que ir, que te parte el día. Por suerte ahora tenemos la oportunidad de vivir la experiencia de escalar uno de los picos más peligrosos del mundo sin movernos de casa.
Este juego pertenece a ese grupo que tan de moda está últimamente, los juegos de mesa 2.0, los cuales incluyen alguna tecnología ajena al propio juego de mesa, como pueden ser las aplicaciones móviles. Pero este juego es algo más arcaico y su despunte tecnológico es un CD de audio, así que para poder jugarlo necesitaremos algún reproductor.
A lo largo del recorrido, y en función del lugar donde acabe su movimiento cada carro que movamos, se podrán ir recogiendo mercancías y contratos de varios tipos (cubos y losetas de madera en seis colores) que correctamente emparejados nos darán los puntos de victoria al final. Al recoger contratos, además, recibiremos monedas para cambiar con las que comprar movimientos especiales para los carros.
Si hay un concepto de juego que está más gastado que el de los zombis, es el de comerciar con distintas mercancías para sacar puntos de victoria. Y aun así siguen saliendo juegos así. ¿Por qué? Porque es muy sencillo de justificar: en los juegos de gestión de recursos, pensar en esos recursos como mercancías de distintos valores con los que comprar puntos es muy fácil.
¿Qué hago yo reseñando este juego a estas alturas? Pues no es mala pregunta, la verdad. Pero oye, soy de esos enfermos que llevan registro de las partidas que van echando, y resulta que es uno de los diez juegos a los que más he jugado, y eso contando sólo los últimos años y no cuentan las partidas de unos años para atrás. Y tampoco es que me parezca un juegazo ni siquiera en su campo.
Si tuviera que quedarme con un único juego de ese año (por favor, no me obliguéis a hacerlo: ha sido un año bestial en cuanto a juegos se refiere), sería sin duda "Dead of Winter" y, si hago caso a las estadísticas del blog, a vosotros os pasa lo mismo. Es de esperar, entonces, que cuando oigo el nombre de la editorial ya, como mínimo, levanto la orejita.
Al poco tiempo empezaron a oírse voces clamando contra este juego, tildándolo de insulso, aburrido y simplón. ¿Habré errado? Bueno, de momento tampoco nos volvamos locos: éste es un juego de gestión de recursos de toda la vida, de los de poner fichitas de madera en el tablero y llevarnos puntos de victoria, y eso sí que no hay que lo cambie.
Diseñar juegos para niños parece fácil... si no tienes ni idea de lo que es un niño: es muy sencillo pensar que un niño es simplemente un adulto tonto, o que cualquier cosa que tenga muñecos de colores que se muevan puede valer, y nada más lejos de la realidad. Un niño, por encima de todo, juega para aprender (aunque no hay que dejar que se den cuenta).
No tienes tiempo para jugar, pero te mueres por una partida. Además hace calor y ves esas losetas heladas y... ¡qué narices! ¡Vamos a darle a estos pingüinos! En este juego de lo que se trata es de comer. De comer tantos peces como puedas durante la partida. Antes de comenzar el juego tenemos que distribuir las losetas formando el tablero sobre el que jugaremos.
Los juegos de carreras me apasionan, desde los increíblemente complejos como "Race! Formula 90" hasta los simplísimos como La Liebre y la Tortuga", lo que es curioso porque me aburre muchísimo ver carreras por televisión. El problema es que la mayoría de las veces estos juegos son o bien increíblemente complejos o bien simplísimos.
De sobra conocida la obra de J. R. R. Tolkien por todos los jugones, es hora de presentar este juego (decimos presentar, por decir algo, puesto que es un juego con una gran trayectoria y que a día de hoy tiene cientos de seguidores repartidos por todo el mundo), el juego de cartas coleccionables que revolucionó el panorama lúdico en los años noventa.
Un juego de conexiones y control de áreas con unas reglas muy sencillas: cada turno los jugadores deben colocar tres casitas en el tablero, si es posible adyacentes a las que ya tengan y sobre un tipo concreto de terreno indicado por una carta, a robar también cada turno (la primera carta del mazo según las reglas oficiales).
Este párrafo es el último que he escrito, porque no llegaba a un modo que me dejara tranquilo de describir qué es "Hora de Aventuras". Dejémoslo en que es una serie de dibujos en la que un niño y un perro viven aventuras y en la que pasan cosas muy raras, con un montón de referencias frikis (especialmente a las primeras versiones de "Dungeons & Dragons").
Hoy estrenamos la sección "Preseñas" en nuestro blog, que serán breves reseñas sobre prototipos de juegos de mesa (una versión de pruebas, previa a la edición comercial) que tenemos ocasión de probar. Aunque manteniendo más o menos la estructura de las reseñas normales, en las preseñas más que dar una nota, intentaremos trasmitir nuestras impresiones, ya que no se trata del producto final.
La Segunda Guerra Mundial es una época que me apasiona. Y no porque haya leído mucho sobre ella (algún día pondré remedio), más bien es por el cine. Películas como "La lista de Schindler", "Malditos Bastardos", "La vida es bella", "El pianista", "Salvar al soldado Ryan", "Cartas desde Iwo Jima"... la lista es interminable. En juegos de mesa también encontramos muchos juegos ambientados en esta época.
Antes de que nos volviéramos majaretas con el "Se acerca el invierno" y el "Valar Morghulis" las novelas de fantasía que había que leer eran las de "Geralt de Rivia", del polaco Andrzej Sapkowski. Estas novelas tenían el punto de que los protagonistas no eran precisamente hermanitas de la caridad, la gente era en general bastante hija de perra.
En el juego original cada turno hay que robar una carta al azar que determina en qué tipo de terreno podrás construir ese turno, y te tienes que aguantar con lo que te toque. Esto convierte el juego en un puro azar, y no mola. Por contra, en esta ocasión cada jugador ha robado dos cartas por turno para poder elegir entre ellas la que más le convenga.
El abuelete Kramer lleva dándole a esto de los juegos desde la edad de piedra más o menos, y lo mismo te clava un quemarecebros como "Torres" que un clasicazo como "El Grande" o una obra maestra de los chorrijuegos como es "¡Toma 6!". Este juego pertenece a esta última categoría y, por lo que parece, está aquí para quedarse. ¿Por qué? Ahora os cuento.
Un gran juego, el balance entre cartas, estrategias y opciones esta bellamente logrado. Jugarlo es divertido y tiene suficiente interacción para un jugador competitivo pero al mismo tiempo, no tanta que asuste al jugador casual. Lo único malo que puedo decir de este juego es la calidad de las cartas, muchas de ellas tienen colores diferentes en su parte posterior y dan la impresión de ser copias chafas.
Éste es una de las primeras apuestas de la editorial ABBA Games, y se ve que tienen claro lo que quieren hacer: empezar sus andanzas en el mundo de los juegos de mesa con un juego de caja mediana y un aspecto fundamentalmente familiar es toda una declaración de principios aunque, todo sea dicho, también es algo arriesgado.