Si hay algo que le gusta a Reiner Knizia más que diseñar juegos, es ganar dinero haciéndolo. De un tiempo a esta parte le ha dado por las aplicaciones para móviles y no le va nada mal, pero hace diez años la cosa no estaba tan clara, y pensando pensando se dio cuenta de que un juego que llevaba una buena temporada petándolo era "Magic: El Encuentro".
La isla de Tobago encierra muchos misterios y tesoros que los jugadores están a punto de descubrir. Poned la banda sonora, dadle al play y... ¡que comience la aventura! En este juego, de lo que se trata es de ir con tu ranger a buscar tesoros, encontrarlos y hacerte con el botín más grande al final de la partida. Para conseguir esto, tendremos que pasar por una serie de fases.
Es un juego muy sencillo y sin ninguna complejidad, pero lo enfrenté pensando que sería una chorrada simplona y sin sustancia y resulta que al final el jueguecito, dentro de su sencillez, te obliga a darle al coco y todo. Por supuesto no es que te salga humo de la cabeza, pero yo le encuentro muchas virtudes. Y todo ello con un puñado de cartas, unas cuantas fichas de plástico y unas reglas muy sencillas.
En esto de los juegos, hay diseñadores y diseñadores. Tenemos a los que son expertos en hacer juegos increíblemente temáticos con mil cartas y fichas; a los que te sacan el mismo juego sobre plantar trigo y criar ovejas una y otra vez; a los que te sacan cuatro cartas con números, colores y puntuaciones raras y a correr; y luego está Vlaada Chvátil.
Cada cual tiene sus debilidades, ¿vale? Y yo veo un juego en lata pequeñita que va de trenes y ya me pongo contento. Porque hay ciertas convenciones en este mundillo y, al igual que cuando ves una portada con zombis asumes que vas a tirar dados y va a haber mucha interacción entre jugadores, los trenes te dicen que algo de logística y gestión va a haber ahí y, a pesar de lo que digan las malas lenguas, los juegos de logística con suficiente miga me chiflan.
A grandes rasgos, el juego se desarrolla a lo largo de cuatro turnos (uno por cada estación) para que al final del año, lleguen los bonachones héroes a destruir los calabozos; en cada turno los jugadores enviaran a sus mayordomos, al pueblo a robar comida, reclutar minions, comprar trampas, comprar cuartos y contratar monstruos en la taberna.
Éste es un juego familiar de programación ambientado en el lejano oeste en el que tendremos que disparar y robar el botín más alto para hacernos con la partida. El juego se desarrolla dentro de un tren de mercancías, que por otra parte, quizá sea lo mejor y más original del juego... veamos por qué. Va de hacer el bruto, el bestia.
Cuando tu primer juego gana el Spiel des Jahres se empieza a desarrollar un cúmulo de expectativas, predisposiciones y desconfianzas que se reducen en una expresión: estás jodido. Ya puedes ponerte a diseñar el juego que quieras, que la reacción va a ser siempre la misma: no es tan bueno como el primero. Y, efectivamente.
Los jugadores irán construyendo una civilización intergaláctica, jugando cartas que representarán los planetas y desarrollos que conformarán su imperio y proporcionarán los valiosos puntos de victoria necesarios para ganar la partida. Como indica el nombre en su versión inglesa, es una carrera vertiginosa por ser el jugador que más puntos obtiene.
¿Cuántos tebeos, cómics, mangas, novelas gráficas habéis leído últimamente? ¿No os parecen todos un poco iguales, especialmente los de las grandes editoriales? ¿No has soñado nunca con crear tus propias historias? Bueno, pues si no, te aguantas, que hoy toca hablar de..., de como quieras llamar a eso que es como dibujos animados en papel.
En Gamelyn Games han visto su hueco: después del bombazo que fue "Pequeños Grandes Reinos", decidieron que esto de presentar juegos de escala épica en cajita pequeña no se les daba nada mal y podían seguir exprimiendo el concepto. Lo que nos ofrecen ahora es un cooperativo ambientado en el mismo mundo que el juego anterior.
Al principio de la partida se reparten tres cartas a cada jugador y se disponen ocho cartas en el centro de la mesa que harán la función de bosque. Solamente las dos que se encuentren a nuestros pies podrán ser recolectadas, pero de todas formas si disponemos de bastones, éstos nos permitirán adentrarnos más en el bosque y podremos coger alguna de las que ahí se encuentran.
Versalles, corte de Luis XIV. Alrededor del Rey Sol se sitúan los distintos personajes de la corte representados por losetas, colocados según el grado de proximidad al monarca y formando una cuadrícula. Estos personajes nos pueden conceder favores (valiosos objetos, dinero o puntos de prestigio) si somos capaces de ejercer suficiente influencia sobre ellos.
En cada uno de los siete mundos que incluye el juego, iremos avanzando a través de los seis niveles que tiene cada uno, para obtener la mayor cantidad de puntos posibles y así convertirnos en ganador. Normalmente una partida consiste en jugar un mundo, pero se pueden jugar los mundos seguidos que se quiera o incluso jugar niveles al azar.
El rey loco Luis II fue un rebelde de su época. Era un soñador y su única obsesión era crear un mundo de castillos donde vivir su vida, alejado de las intrigas de palacio. Y así lo hizo. Su sueño le costo la ruina y el exilio a uno de sus castillos, pero gracias a su "locura" el rey Ludwig nos dejó algunos de los castillos más impresionantes del mundo.
Los componentes son buenos, y escasos; el juego únicamente se compone de ciento diez cartas (de diversos tipos obviamente) y cincuenta cubitos para usarse como contadores de vida, y que son de plástico. Más de un eurogamer se habrá echado las manos a la cabeza al no ser de madera. Yo en general prefiero la madera, pero en mi opinión no desentonan en absoluto.
En este juego nos ponemos en el papel de constructores que especulan todo el tiempo con los terrenos del reino. Podemos expropiar casas, derrumbarlas y volver a construirlas unos metros más allá. Además edificando en los terrenos, teniendo en cuenta los tres objetivos que hayan salido al principio de la partida, ganaremos pepitas de oro.
De nuevo llegamos con un vídeo extra; y es que hace no mucho me vine a enterar de que iban a hacer un lavadito de cara a este conocido juego. Básicamente sólo va a consistir en eso, pero si queréis saber un poquito más... para eso está el vídeo.
En Fantasy Flight Games ya saben que sacar juegos sobre "Star Wars" es lo más parecido a imprimir dinero que pueden hacer. No sólo por el indudable tirón de la saga, sino porque los muchachos se lo curran a base de bien y sacan productos de muy buena calidad. Pero no puede uno evitar un cierto encogimiento cuando ve que han decidido sacar otro juego de batallas espaciales.
Lo primero que quiero hacer es dar las gracias a los diseñadores del juego por prestarme una copia para reseñarlo. La experiencia fue buenísima porque pude ir a la presentación que hicieron del juego y la verdad es que poder escuchar la explicación de las reglas y algunos comentarios más que surgieron durante la partida: fue súper interesante.
Dados, mazmorras y caja en forma de cofre. ¿Qué más quieres, que encima tenga un juego dentro? Es que hay gente que nunca se conforma, ¿eh? En fin, pasa y te cuento, so tiquismiquis. Éste es un juego de la familia de forzar la suerte, como "Dados Zombi" o "Martian Dice", pero en este caso viene con dos tipos de dados distintos: héroes y mazmorras.
Nos hacemos cargo de una de las múltiples razas, con sus habilidades especiales y todo, que incluye esta pequeña gran caja. Al final de la partida la raza con mayor número de puntos será la raza vencedora. La verdad que en cuanto a componentes el juego viene muy completo, muchas razas y territorios, cantidad de minimeeples y todo en caja pequeña. Chapó.
Vender y cambiar mercancías: un camello por dos telas. Dos telas por dinerito. Luego me hago con más camellos y los cambio por gemas preciosas. Tela barata, camello bueno, bonitas pieles, mucha plata. Vendo barato, barato. Yo mercader bueno. Tu compra a mi mercancía buena. ¡Vamos a verlo! Este juego va de comprar, vender e intercambiar mercancías.
Si os digo que éste es un juego de dibujar, pensaréis: "vale, otra vez lo de siempre... uno dibuja algo y los demás a adivinar qué es". Pero no. Si os digo que es un juego de aventuras, pensaréis: "vale, otra vez lo de siempre... cada uno con su muñequito a mover casillas y a tirar dados para matar goblins". Pero tampoco.