Nos enfrentamos a los desafíos de la Edad de Piedra, buscando desarrollar nuestro poblado mejor que el de nuestros vecinos en todos los ámbitos: construcciones, caza, agricultura, población y civilización. Por turnos, los jugadores colocan a sus trabajadores en diferentes partes del tablero, después resuelven las acciones donde estuvieran colocados sus trabajadores.
El juego es muy simple y solo hay que tirar dados para obtener determinadas combinaciones que nos permitirán conseguir cartas y puntos de victoria, pero es divertido, sencillo, rápido y genera bastante interacción entre jugadores (que intentarán robarse cartas). Ahora, si quieres pensamientos profundos, busca otra cosa.
Allá por 2003, Michael Schacht sacó el ya clásico "Coloretto", un juego de cartas ligero pero con muy mala leche en el que tratábamos de conseguir puntos en tres colores de cartas, mientras que los demás colores nos restaban puntos. El juego estaba muy bien, y llegó a aparecer en la lista de recomendados para el Spiel des Jahres de aquel año.
Esto de reseñar (o preseñar) juegos que aún no han salido al mercado es muy delicado, ya que siempre puede haber cosas que cambien o que directamente se dé el caso de que el juego en cuestión nunca vea la luz. Por eso cuando Israel me preguntó si, aprovechando las jornadas Ludo Ergo Sum, podía acercarme a probar este juego acepté un poco con la boquita pequeña.
En cada turno los jugadores se alternarán jugando cartas de su mano (este es el "motor de cartas") que pueden activar diferentes eventos o acciones de juego, con el objetivo siempre de aumentar su influencia internacional o ganar puntos de victoria. En ciertos momentos se realizarán chequeos en las regiones en las que se divide el tablero y se repartirán puntos de victoria.
Un juego para dos a ocho jugadores, en el que usaremos cartas y mapas para guiarnos y escapar o devorar, según el bando al que pertenezcamos. Al principio de la partida, los jugadores deben elegir uno de lo tres mapas propuestos. Los mapas presentan una serie de hexágonos unidos y que serán las casillas o sectores por los que nos moveremos.
Cuando llevas un tiempo en este mundillo, empiezas a cogerles el truco a los autores con más nombre: sabes que Uwe Rosenberg va a sacar juegos de conseguir recursos y cambiarlos por construcciones, que Corey Conieczka va a meter un montón de cartas y fichitas de cartón, que Stephan Feld va a darte mil opciones distintas para ganar puntos de victoria...
Recrearemos las vivencias de la nave Galactica en busca de la treceava colonia después de que estalle una guerra contra los cylons. Para empezar estamos hablando de un juego semicooperativo con roles ocultos, donde los jugadores asumen el papel de tripulantes de la estrella de combate Galactica.
El Spiel des Jahres es el premio más prestigioso de juegos familiares del mundo (tanto que siempre hay algún intento de copiarlo por ahí), así que me veía en la obligación moral de, al menos, probarlo para contaros qué tal estaba el ganador de la edición de 2014 y cómo se comparaba con los otros nominados, "Splendor" y "Concept".
Os dejamos con el vídeo que pudimos rescatar de la cámara con la que Mara estaba grabando la videoreseña. Estas horribles imágenes fueron encontradas el 11 de septiembre de 2014. Desde ese día, nuestra compañera Mara se encuentra en paradero desconocido.
Muy buena calidad, algo que se disfruta pero que obviamente ha encarecido el precio del juego. Cabe decir que la caja trae cuantioso aire, realmente es de esos que cabría en una cajita mucho más pequeña, ya que el juego, en materiales, sólo se compone de un mazo de cartas, diez pequeños cartones gruesos, y los tazos, el componente estrella del juego.
Antes de dedicarse a publicar una y otra vez el mismo juego, Uwe Rosenberg era conocido por publicar una y otra vez expansiones para Bohnanza. ¿Qué tenían de especial esas judías con cara de haberse pasado con los tripis para provocar tal monomanía? ¿Realmente esas expansiones estaban pensadas más allá de "a ver qué juego de palabras me invento ahora con Bohn (judía en alemán)"?
Un juego de investigación para uno a ocho jugadores en el que colaboraremos o competiremos con los demás jugadores para resolver una serie de misterios, utilizando el menor número de pistas posible. Es muy sencillo aprender a jugar, pero no es un juego al que se pueda ir a lo loco, ya que está muy orientado a decidir entre caminos a seguir.
El tema no deja de ser un pretexto bien implementado a su original mecánica de juego donde los personajes van muriendo a medida que avanza la partida, pero para nada estamos hablando de un juego temático o de investigación, es mucho más un puzle a resolver. En está ocasión estamos frente a un cooperativo pero con posibilidad de semi-cooperativo.
Es curioso cómo, cuanto más horrible sea un tema para nuestras vidas reales, mejor parece adaptarse a un juego. Guerras, engaños, masacres zombi, mundos apocalípticos, monstruos, traiciones, Stephan Feld,... Ninguno de nosotros querría algo así en nuestro día a día pero, por algún motivo, nos lo ponen en una mesa con figuritas de cartón, plástico o madera y ya no somos tan melindrosos.
Tendremos como objetivo convertirnos en los exploradores de mayor prestigio, teniendo en cuenta la cantidad y calidad de las expediciones que decidamos ir montando por las diversas localizaciones. Estas localizaciones son cinco: Himalaya, selva de Brasil, desierto, cráter del volcán y fondo del mar.
Tan solo he jugado un par de partidas, ambas a dos, y la verdad es que la experiencia de juego mejoró bastante en la segunda. Es muy temático, y aunque la mecánica básica es la de colocación de trabajadores, la gracia del juego radica en la estupenda integración tema/reglas y en las cartas de personaje, maravillosamente singularizadas.
En la ciudad de San Juan, en la época de colonizadores, desempeñaremos diversos cargos, compitiendo por conseguir más riquezas que nuestros rivales. Una partida se divide en varias rondas; en ellas cada jugador elegirá un rol (constructor, burgomaestre, prospector, comerciante o productor), que determina la acción que pueden hacer todos durante ese turno y un privilegio para el que la eligió.
Dejadme, niños y niñas, que os cuente una historia sobre los antiguos tiempos. Érase una vez, la idea de que tres o cuatro personas adultas y sanas se sentaran en torno a una mesa para tirar dados y mover fichas de un lado a otro durante un par de horitas por voluntad propia resultaba extraña. Por aquel entonces, sólo los más raritos hacían algo parecido.
Cada jugador tiene cinco cartas de acción y veinte marcadores de influencia de su color, que irá colocando a lo largo de los territorios. En su turno, cada uno de los jugadores coge al azar una pieza de territorio y la coloca adyacente a una que ya esté en juego. El objetivo es formar y controlar zonas lo más grandes posible de losetas del mismo color.
Si me conocéis, ya sabréis que "Memoir '44" es uno de mis juegos favoritos, así que cuando este juego fue presentado no pudo no despertarme interés, más cuando la adquisición y posterior abandono de la primera edición del juego me había dejado un gusto amargo en la boca, a lo que se sumaba que la versión que publicaron adaptada a "Canción de Hielo y Fuego" no me acabó de convencer.
Éste es un divertidísimo juego de cartas para dos jugadores en el que tendremos que conseguir más puntos de victoria que el rival. Para ello contaremos con una serie de cartas de persona y de edificaciones que desplegaremos para usar sus habilidades. Hasta aquí todo normal, pero es en su original sistema de juego en lo que radica gran parte de su encanto.
Pocos juegos modernos tienen peor fama en el mundillo que éste, y si sale el nombre en una conversación, siempre habrá alguien dispuesto a contar su historia de terror de partidas interminables o jugadas sin sentido. Por otro lado, estamos hablando de una franquicia de más de diez años que nunca ha dejado de producir expansiones, spin-offs y demás.
Hace un tiempo, cuando salió la campaña y posterior publicación de este producto, hubo un cierto revuelo en algunas redes sociales y foros acerca del tema, las ilustraciones y el modo de abordarlo. En cuanto a este asunto ya hablé en su momento y, la verdad, no me preocupé más por ello. Por lo poco que había visto del producto me parecía algo mediocre.