La idea era muy buena y sonaba aún mejor, aunque es verdad que como juego estaba quizás poco trabajado en el sentido de que el punto fuerte era tan solo el puente. Por desgracia la parte que se refiere al río... hacía un poco de agua y nunca mejor dicho. El caso es que todo el juego se limitaba a un tirar dados para avanzar lo máximo posible.
Siempre me han chiflado las pelis de aventuras y eso viene porque si nos centramos en ese género, yo creo que de las primeras que me cautivaron fueron las de Indiana Jones. ¿Os suena de algo? Si la respuesta es sí, y si también te gustaban ese tipo de películas... este juego puede gustarte bastante porque va de eso básicamente: ¡Robar joyas en un templo perdido en mitad de la selva!
Las mecánicas se parecen a las de otros juegos por aquello de andar muy centradas en las cartas. De hecho, si no fuera por el plástico, sería justamente eso: un juego de cartas. Mola porque según qué y cuánto construyas vas a ganar cierto dinero, pero aún me gusta más la posibilidad de conseguir puntos negativos que al final de la partida serán los que te manden (o no) a los cocodrilos del Nilo.
Hoy estamos ante uno de esos juegos que uno nunca podrá olvidar. Desde que lo vi, le eché el ojo y supe que en algún momento lo pillaría. Aún así seamos sinceros: no es un juego para echar partida tras partida porque la experiencia mejora cuanto más las espacies. ¿Por qué digo eso? Sencillamente porque estamos ante un juego en el que todo termina más o menos parecido en todas las partidas.
Ábrete camino desde el campamento base de la Alianza Rebelde hacia la Estrella de la Muerte del Imperio Galáctico, donde Darth Vader tiene prisionera a la princesa Leia. Mientras avanzas hacia ella, dispara torpedos desde tu X-Wing para derribar a los defensores de la Fuerza Imperial. El primer jugador que logre rescatar a la Princesa, destruya la Estrella y mande a Vader al espacio, gana la partida...
¿Materiales? Las bolas de metal... pues eso, son de metal e ignoro cómo serán éstas, pero recuerdo haber tenido de pequeño juegos con ese tipo de bolas y creo que no se salvó ni una de ser marcada por el óxido. ¿Cosa de mi casa o de la aleación? El plástico no está mal, salvo por el disparador del X-Wing que a mí no me inspira confianza (recordemos que es para críos y no adultos).
Esta es una de esas ocasiones en las que abro un juego con una mezcla de ilusión y canguele a partes iguales. Aquí se une el que estamos a punto de desprecintar un juego de 1996, junto con la sensación propia de cualquier juego cuando lo abres por primera vez (babas, deseo, imaginación descontrolada,...). Como juego lo veo creativo y novedoso.
Eres un influyente barón que prospera en los límites del imperio. Recluta ejércitos de caballeros para expandirte a tierras más fértiles. Protege tus fronteras construyendo impresionantes ciudades y fortalezas inconquistables. Demuestra tu supremacía, alardea de tu poder y conviértete en rey.
El arte es estupendo y aparentemente el cartón es de buena calidad. Estamos ante un juego en el que el objetivo es conseguir más puntos que nadie. No será fácil, pero la recompensa lo merece: ser el rey. Una vez creamos el mapa (que cambia en cada partida) cada jugador va colocando sus unidades iniciales por el tablero procurando que estén colindantes a los lagos ya que esto nos dará cierta ventaja.
Estamos ante un juego con el que el mero hecho de darle una visual ya va a suponer una delicia total para muchos de nosotros. Y es que le han dado ese aire ochentero típico de cualquier videojuego de carreras de nuestra infancia. Eso sí, tratado con mucho mimo y si no... fijaos en ese sanote Toro de Osborne. Por otro lado incluso los dados tienen el adorado toque pixelado.
Nunca hubiera dicho que tener fichas de distinta tonalidad para un mismo jugador pudiera ser una ventaja. Lo cierto es que cuando abrí la caja desde el total desconocimiento pensé: ¿Porque todos los edificios tenían un color, pero los caballeros tienen otro? Por suerte el tiempo aunque no hayan pasado lustros, trae la sabiduría...
En una nublada tarde de otoño cinco viejos amigos se reúnen en el reservado de uno de los clubes más privados y antiguos de las ciudad. Todos habían acudido allí desde los más recónditos lugares del globo para encontrase en esa fecha preciosa, el 2 de octubre de 1900. Estamos de suerte con este juego porque prácticamente viene ya listo para jugar nada más abres la caja.
Si algo tiene de malo este juego es que nos llega en una caja que no guarda similitud de medidas con ninguna otra de las que tengo... así que no tengo ni idea de cómo lo guardaré en mi ludoteca. El cartón aparenta bueno y el arte sobrio encaja perfectamente con la edición ¡Es precioso! Al abrir la caja descubrimos un cuidado inserto en el que la única pega... será si queremos enfundar las cartas...
Sólo había un problema: el precio se me antojaba excesivo para un juego que me generaba muchísimas dudas. Siempre digo que tiempo al tiempo y... en esta ocasión volví a tener razón: una muy buena oferta hizo que terminase cayendo y no me arrepiento. Buenos materiales, mejor juego y muchas horas de diversión por delante.
De pronto llega un día en el que por alguna razón se te cruzan los cables o te topas con algo inesperado y... ¡Descubres que te has viciado! Ese algo que me sorprendió fue la "maldita" y preciosa edición por el décimo aniversario. Desde siempre me ha encantado el mundo ferroviario, tanto es así que incluso tengo mi propio tren eléctrico.
Hace ya bastante tiempo que había escuchado a muchos entendidos del mundillo hablar de este juego como si fuera la panacea. Un juego rápido de explicar y preparar que en su sencillez daba como resultado unas increíbles dosis de diversión. No me lo creía. De hecho pasé tres kilos de buscar ofertas porque estoy acostumbrado a no compartir la opinión de los que llevan mucho tiempo en esto.
¡Viaja a través de los siete mundos de Arkadia, completa las diferentes misiones y conviértete en el nuevo rey! ¿Os gusta dibujar? Básicamente de esto va el juego. Después de preparar la caja central en medio de todos los jugadores, se elige una plantilla que colocaremos a la vista de todos los jugadores, se gira el reloj de tiempo y... ¡al ataque!
No es un mal juego, pero siento repetir que el problema que tiene reside en su libro de instrucciones. Si mal no recuerdo, cuando publiqué los vídeos sobre él, desde la editorial me comentaron que estaban trabajando para mejorar el manual. Pero ignoro si habrá cambiado algo o no desde entonces.
Un juegaco como la copa de un pino. Eso sí, de los que si juegas demasiado se puede decir que rápidamente lo vas a quemar porque tampoco tiene un número demasiado elevado de plantillas. Sin embargo... para bien o para mal, estamos en un mundo en el que en nuestras casas abunda la variedad de juegos.
Sumérgete en la Segunda Guerra Mundial y pelea por el control de los océanos recreando grandes batallas navales. Toma el control de un barco militar de la época: submarino, destructor o portaaviones; todos distintos entre sí, y gestiona a los tripulantes de tu navío para ser el capitán más eficaz y así derrotar los barcos enemigos.
Siempre digo lo mismo: un buen juego lo hace "cualquiera". Pero un buen manual... ya es otra historia. Si habéis probado alguna vez a pasar vuestras ideas de la mente al papel, os habréis dado cuenta de que no siempre es sencillo. Ignoro si después de crear el juego el autor o alguien decidió colgar en la red unas reglas que fueran canelita en rama pero...
Aquí, la estrategia sobre dónde poner tus tropas, pueblos, ciudades,... y el qué hacer durante tu turno va a resultar bastante importante. Es cierto que todo se resume en reclutar, mover, evolucionar y avanzar en el track de puntuación. Pero amigos míos... siempre teniendo controladas vuestras fronteras.
A veces hay juegos que arman cierto revuelo. Éste es uno de esos, y juraría que todo fue causado en su momento por un único aspecto: el manual. Tristemente estamos ante un juego que si hubiera estado bien explicado podría haber triunfado. Tenía los ingredientes necesarios para ello: es portátil, no pesa nada, tiene buenos componentes, se prepara en un plis-plas, va de darse toñas, permite hasta seis jugadores,...
La verdad es que no lo conocía, pero después de ver que era visualmente atractivo, totalmente independiente del idioma (salvo el reglamento) y que algún alma bondadosa se había dedicado a traducir la parte no cristiana del juego... Al final me animé a decir que vale. Además pintaba que iba a ser de los que me gustasen...