En el siglo III, tras el asesinato del emperador Alejandro Severo, Roma cayó en un estado de incertidumbre política en el que diversas facciones competían por hacerse con el control del imperio, con alzamientos militares y revueltas constantes, hasta que la llegada de Diocleciano calmara los ánimos. Este periodo de casi 50 años en el que hubo hasta 26 emperadores distintos es el que nos ofrece revivir esta editorial en este juego.
Sabéis eso de "haz lo que digo y no lo que hago", ¿verdad? Pues eso, que uno no para de quejarse del culto a la novedad y del hastío de tener que estar siempre buscando el último lanzamiento en lugar de disfrutar de lo que ya tiene y hale, a la que veo que empiezan a llegar cositas por aquí, pierdo el culo por hacerme con ellas.
Mucho jaleo y mucha neura con ir a Essen, con comprar mil cosas ahí y lidiar con las empresas de transporte porque hay que tenerlo todo según salga, y esa misma semana me paso por la tienda y me encuentro que ya tienen varias de esas novedades exclusivas, entre ellas este juego, que venía sonando como uno de los pepinacos a tener en cuenta en el género familiar.
Será la edad y esa sensación de que los chavales de hoy en día no saben disfrutar de las cosas buenas y tal; pero frente al alud de novedades, revisitar a viejos amigos y sentarse a jugar sin necesidad de buscarle los dobleces a esta nueva mecánica y sin esperar a que nada me tenga que sorprender o asombrar es algo que agradezco profundamente.
Que dos cosas por separado te gusten no implica necesariamente que la mezcla vaya a gustarte el doble, aunque como mínimo la curiosidad te va a picar. ¿Chocolate y bacon? ¿Chocolate y cerveza? ¿Chocolate y sexo? Y, hablando de juegos de mesa, el chocolate son los zombis. En esta editorial parece que se han enterado también de que hoy en día los muertos vivientes venden más que los vaqueros.
Anda que os tengo que tener contentos. Me marco una entrada diciendo que voy a tener un calendario de actualizaciones concreto, que voy a hacer tal y cual; y hale, hoy haciendo dos semanas que no escribía nada nuevo. Y no me arrepiento de nada, qué queréis que os diga: en este tiempo alguna cosa he probado, pero nada que me haya emocionado especialmente.
Los que me leéis desde hace tiempo ya sabéis que una de mis cruzadas personales es la defensa de los juegos más sencillos como tan válidos o más que muchos más complejos: lo importante a la hora de sentarse a jugar no es lo listo que te sientas por descifrar reglamentos complejos, sino lo bien que te lo pases con tus amigos. Y dentro de los juegos sencillotes, un género que se ve aún más denostado es el de los juegos de habilidad.
1888 no fue un buen año para la policía londinense. No sólo tuvieron que vérselas con Jack el Destripador; sino que, en el mismo solar donde se estaba construyendo la que después sería la sede de New Scotland Yard, se encontró la prueba de un crimen que continúa sin resolverse: el torso de una mujer sin identificar. Jamás se recuperó el resto del cuerpo ni se conocieron las identidades de la víctima o de su asesino.
Antes, cuando hablábamos de juegos de mesa, que ni eurogames los llamábamos por aquel entonces; había que nombrar a Wolfgang Kramer (y, si acaso, ya nos acordaríamos de vez en cuando de mencionar también a Michael Kiesling, que el pobre tiene ahí su nombre puesto en títulos clásicos y lo tenemos como si fuera un Milhouse de la vida).
Hace un par de días os hablaba de los motivos por los que "Por Favor, ¿Dónde está Umtata?" me parecía un desastre como juego de preguntas; así que me parecía que lo más justo ahora sería poner un ejemplo de cómo es un buen juego de este tipo. Y como dos de mis favoritos ya los reseñé en su momento, toca hablaros del que, para mí, es el tercero en discordia.
Como cada vez que una afición empieza a dejar de ser minoritaria, siempre hay un grupúsculo de irreductibles galos empeñado en, según dicen, mantener la esencia original y rechazar las moderneces edulcoradas que se destinan a las masas. En el mundo de los juegos de mesa, gran parte de ese rechazo se dedica a los juegos sociales, que muchos no ven como "juegos de verdad".
Vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver. A este autor, ya sabéis que aquí se le tiene una devoción parecida a la que tienen en algunos pueblos de España por Faulkner; así que poca broma cuando sale un cajote con su nombre en la parte de arriba, y si encima nos lo aderezan con un tema tan mítico como el de "El Padrino", apaga y vámonos.
Se supone que al escribir una reseña lo suyazo es dejar la valoración para el final, que así el lector tiene que zamparse el texto completo si quiere llegar a la chicha, pero por otro lado los lectores no sois tontos (bueno, hay uno o dos que...) y una vez ya os han hecho el truqui un par de veces pues a ir hasta abajo, llegar a la nota y a casa.
"¿Qué juegos te han sorprendido este año, Betote?", me preguntaron hace poco y yo, mirando mi Aquarius, intentando repasar títulos me vi a mí mismo diciendo: "pues sorprender, la verdad, diría que ninguno". Por supuesto que ha habido juegos que me han gustado mucho, pero lo que se dice sorprender, esa sensación no la he tenido.
Empecemos con una confesión: no he estado nunca en una sala de escape, y la idea no me llama demasiado, que entre mis múltiples taras está el ser una miajica claustrofóbico. Por otro lado, sí que soy muy de puzles y me he pasado mis horas dándole al "Profesor Layton" y más feliz que todo, así que la idea de pasarme una horita intentando atar cabos cómodamente sentadito en el salón de casa no me desagrada lo más mínimo.
Parece que ya se va calmando la moda de los juegos de roles ocultos, sustituida por los juegos de una partida, pero siguen llegándonos cositas de vez en cuando. La última de estas cositas, de momento, es este juego que ha tenido un recorrido curioso de retematizaciones y versiones, y es que cuando el diseño gráfico original es tan horrendo como el que os pongo encima de este párrafo, cualquier cambio es mejora.
Bueno, quitémosnoslo de encima cuanto antes: sí. Efectivamente, tal y como lleva todo el mundo semanas diciendo, este juego es un señor juegazo. Y como he llegado tarde a la fiesta, me temo que poco voy a poder decir que no hayáis leído ya chorrocientas veces, así que poco me queda hacer que no sea ir confirmando cada una de las cositas que se han dicho de él.
A los abueletes del mundillo nos gusta hablar de lo chungo que era ser friki en tiempos pretéritos, con su "asesino del rol" en la tele y las fotocopias de "Dragon Ball" ahí a tope. Algunos hasta de vez en cuando escribimos sobre ello, porque para qué haber hecho la mili si no lo puedes contar. De ahí ya fue todo para arriba. "Fanhunter" fue durante mucho tiempo mi juego de rol favorito.
Hay juegos que, cuando los ves anunciarse, te provocan una sensación parecida a cuando te armas de valor, le pides salir a la persona que te gusta y resulta que dice que sí. Por un lado qué bien, qué ilusión que se vaya a hacer realidad aquello que tanto esperabas; pero por otro, se te activa el mecanismo de huída o lucha y empiezas a repasar mentalmente todas las maneras posibles en las que aquello puede acabar de manera desastrosa.
Hay juegos que vas a comprar porque te los han recomendado tus amigos. Otros, porque has visto un vídeo o una reseña que te ha llamado la atención. Otros, porque sigues a un autor determinado y todo lo que saque tiene que estar en tu estantería. Y hay otros juegos que vas a comprar porque son cuquérrimos. Este juego pertenece a esta última categoría.
Comercialmente hablando, la jugada es impecable: éste es un juego bastante bien valorado por la comunidad internacional, la editorial se ha ganado a pulso la fama de editorial seria y que cuida los valores de producción, y a rebufo de "Scythe" puede que más de uno caiga. Y así caí yo.
Y ahora que ya me he quitado de encima las referencias a Chiquito de la Calzada, puedo comenzar la reseña. Este juego es la última apuesta de la editorial, que ya se nos había estrenado con "Virus!" y nos dio una alegría con una edición requetechula de uno de mis juegos de destreza favoritos, "Mondrian". Esta vez han decidido apostar por un juego para dos jugadores.
No sé vosotros, pero yo no había siquiera oído hablar de este juego hasta que lo vi plantado sobre una mesa. ¿Y de qué va esto? Pues tenemos unos elefantes y vamos poniendo losetas, y mueves el elefante a la loseta. Vale, hasta luego. Que ya hemos visto "Gardens", "Cacao" y demás fauna. Y este sería el fin, pero es que lo vi en otra mesa. Y en otra.
Comprar un juego de esta editorial es ir a tiro hecho: sabes que vas a verte las caras con un juego familiar de reglas sencillas y componentes de calidad. También es de agradecer saber que es una editorial que no cree sacar juegos como si fueran churros: un juego, algo para "¡Aventureros al tren!" y ya tenemos la planificación anual.